3 de abril de 2010

DEPORTADO

Entre rejas y paredes
manos desesperadas y ojos tristes
denunciando el desencanto
del fín de sus sueños y esperanzas.

Cuerpo debilitado por los días,
tardes y noches, como pájaro enjaulado
que presiente en su corazón más rápido
la muerte que la libertad.

Huyó del hambre, la muerte,
del surco del infierno
y la pesadilla de la desesperanza;
huyó de los tiros, balas
de militares y gobiernos corruptos.
Del fuego de la muerte,
del desempleo eterno
y del camino sin rumbo.
De los días sin sol
y noches sin lunas.

¡huyó, huyó, huyó!
¡huyó!, ¿Para qué?
si en un avión deportado
regresa a la muerte.

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